425 miembros del Parlamento europeo ya habían reflejado su preocupación sobre este tema, firmando una declaración que solicitaba a la Unión Europea una prohibición a la importación y venta de productos elaborados con partes de foca, con excepción de la destinada para la subsistencia de los esquimales. Sin embargo, sus esfuerzos están siendo contravenidos por la reciente propuesta de la parlamentaria Diana Wallis de sustituir la prohibición por la solicitud de poner una etiqueta a estos productos que los identifique como provenientes de ‘caza humanitaria’, lo que indudablemente daría vía libre a que se continuara con esta práctica inherentemente cruel.
La caza de focas para fines comerciales es un procedimiento no humanitario -que se desarrolla en los glaciares de Groenlandia y Canadá y las playas más remotas de Namibia- cuyos métodos más comunes son el apaleamiento y el uso de disparos que muchas veces dejan los animales agonizantes por largos periodos de tiempo y en muchos casos, son desollados vivos. La evidencia disponible demerita la propuesta de la parlamentaria Wallis, pues afirma, que en ningún caso, los métodos utilizados para llevar a cabo la caza, son humanitarios.
Para evitar la crueldad contra miles de focas, se debe poner en rigor una prohibición que cobije la importación y venta de productos hechos con partes de foca, pues según estudios de expertos, ni siquiera en los lugares donde existen regulaciones de bienestar animal éstas son adecuadas o implementadas efectivamente.
Las personas residentes en países de la Unión Europea pueden ayudar a que se apruebe la prohibición, visitando la página Web https://www.hsus.org/about_us/humane_society_international_hsi/seal_trade_ban.html
Si busca más información sobre el tema y otros relacionados, remítase a la página de la Sociedad Mundial para la Protección Animal WSPA https://es.wspa-international.org
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