Greenpeace advirtió que el Gobierno de Japón tiene la intención de aumentar la cacería de ballenas, esta vez una especie incluida en la “Lista Roja” (1) de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales).
Cincuenta ballenas de la especie sei, también llamada rorcual norteño (Balaenoptera borealis), serán sumadas a las ya capturadas anualmente (2) por los arponeros subsidiados por el gobierno de Japón en el Pacífico Norte, como parte del programa que el Gobierno de Japón denomina “investigación científica”, según anunció oficialmente el gobierno nipón.
El Gobierno de ese país intentó mantener en el máximo secreto su
plan hasta que los barcos hayan zarpado en junio próximo, hacia
la zona del Pacífico Norte, pero fue forzado a divulgar el plan
cuando un periodista obtuvo una copia del plan secreto.
“Lo que Japón llama cacería científica es un insulto para la ciencia, si no se actúa ahora, pronto nos lamentaremos por la extinción de las poblaciones de ballenas que aún quedan”, manifestó Milko Schvartzman, coordinador de la campaña de ballenas de Greenpeace Argentina.
Japón aduce que cazan ballenas debido a que necesitan conocer
los contenidos estomacales de las mismas (3), puesto que las
ballenas “se están comiendo todos los peces” (4).
“La caída en las capturas de peces se debe a la sobrepesca”
agregó Milko Schvartzman, “los remanentes de las poblaciones de
ballenas ocupan los mismos nichos ecológicos que ocuparon durante los últimos 10 millones de años, sin provocar tal desequilibrio”.
“Greenpeace reclama el cese inmediato de la cacería de ballenas,
y demanda a los países conservacionistas, como la Argentina, a
no bajar los brazos, y exigir al Gobierno de Japón el cumplimiento
de las resoluciones de la Comisión Ballenera Internacional que lo
obligan a detener la cacería”, concluyó Schvartzman.
Desde su página en Internet, la organización ambientalista ofrece
la oportunidad de enviarle un e-mail al Primer Ministro de Japón, demandando un cese de la caza de ballenas, y de la compra de votos dentro de la Comisión Ballenera Internacional.
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